Por F. Kotermann
Terminó el mes de su cumpleaños 70 de manera fatal. Su signo astral lo condena. Sagitario según comentaba Cecilia en aquellas largas tertulias que no me puedo arrancar de la cabeza cuando veo desmoronarse al ex Tatán (ya no le alcanza para ello) en lo que recordará como su peor año en La Moneda. Hasta ahora, porque me cuesta imaginarlo dos más en el Palacio que siempre imaginó lo inscribiría en la historia grande de Chile.
Cecilia insistía que como buen Sagitario no sabía detenerse y que algún día ello le podría pasar la cuenta.
Cecilia insistía que como buen Sagitario no sabía detenerse y que algún día ello le podría pasar la cuenta. Más que profético su aserto para una Capricornio – tímida, conservadora, pero que puede llegar a ser rencorosa para cobrar cuentas, me advertía sonriendo – que me contaba del resquemor de Sebastián con su padre por haber preferido, pese a todo, al muy insoportable José, un año mayor que su marido. Y para su pesar papá no alcanzó a verlo asumir la Presidencia, una revancha tan esperada en esa competencia sin final con Pepe Piñera.
Y para su pesar papá no alcanzó a verlo asumir la Presidencia, una revancha tan esperada en esa competencia sin final con Pepe Piñera.
Lo cierto es que sólo me preocupa Cecilia que, estoy seguro, ya no lo soporta y debe posar de leal primera dama mientras lo ve refregarse en el barro de sus estupideces cotidianas
Como podrán darse cuenta pese a sentirme liberado de una engañosa amistad con Sebastián continúo dando la lata. Es que cada día puede ser peor para él y de rebote para demasiados dependientes de sus caprichos, mentiras y odiosidades. Lo cierto es que sólo me preocupa Cecilia que, estoy seguro, ya no lo soporta y debe posar de leal primera dama mientras lo ve refregarse en el barro de sus estupideces cotidianas, que desnudan sus conocidas mentiras y en estas horas aciagas le pasan la cuenta, como en el caso de la impresentable entrevista con Andrés Oppenheimer en CNN Internacional que luego intentó borrar con el codo. No me referiré a sus incontrolables tics, ni al show indecente con el Informe Big Data que todos niegan, pero del que Piñera hizo uso y abuso en sus declaraciones respaldadas por su equipo ya impresentable de ministros, a pesar de algunos poquísimos.
Tan desgraciado fue el año que terminó para Sebastián que ni en la UDI ni RN quieren que se pronuncie en su preferencia para el Plebiscito de abril
Tan desgraciado fue el año que terminó para Sebastián que ni en la UDI ni RN quieren que se pronuncie en su preferencia para el Plebiscito de abril – así lo llamó repetidamente para enojo de los gremialistas – por los efectos adversos que ello provocaría en la población. Le sucede a los pocos UDI, como Bellolio, que hará campaña por el Sí y también a Desbordes y otros dirigentes de RN. Solo la inefable Jacqueline que anda furiosa con todo(a)(e)s le exige a Sebastián que diga que No. Algo que no le costaría tanto porque, en su más que incipiente demencia senil, apuesta a provocar como si el mundo se fuera a acabar. La vida no deja de dar sorpresas, recordando que la de Pinochet se alimentó de susto y cobardía, mientras la que anticipa Sebastián es más provocadora. Pobre Cecilia.
Solo la inefable Jacqueline que anda furiosa con todo(a)(e)s le exige a Sebastián que diga que No.
Ya no me atrevo a repetir que será última vez que escribiré del llamado mandatario. Comienza el 2020 y todo puede ser peor.
Para ustedes deseo lo mejor y, como dice mi contertulio Ramón, que me continúa invitando a la Plaza de la Dignidad, no hay mal que dure tantos años ni indignados que los soporten.
Feliz 2020 (casi para toda(o) (e)s, incluida Cecilia)
Frank