El año 2022 pasará a la historia por el momento en que confluyeron tres crisis dando lugar a una Megacrisis. La primera, la crisis postcovid que reflejó las consecuencias del Gran Confinamiento con la interrupción de las cadenas de abastecimiento mundial y de las políticas expansivas de gasto fiscal para mitigar los efectos en las empresas y en la gente. También se expresó en las medidas posteriores del confinamiento en China con su política de cero COVID, en varias ciudades, que afectó su comercio exterior y el dinamismo de su economía.
A esta crisis, provocada por un factor exógeno como fue la pandemia, se sumaron dos crisis autoprovocadas por el ser humano. La invasión de Rusia a Ucrania y las respuestas de la OTAN mediante sanciones económicas contribuyeron a acentuar los problemas de suministros de las cadenas mundiales, disparó los precios de los combustibles y contribuyó al alza de los precios de los alimentos.
Gráfico 1: Megacrisis
Sin embargo, la cereza de la torta, fue la crisis autoprovocada por la tardía y sobre reacción de los bancos centrales de los países adelantados y de los países emergentes, que ante el aumento de los precios, resultante de los problemas de la oferta mundial, de la expansión de la demanda como consecuencia del aumento del gasto fiscal y de los efectos de la guerra en los combustibles y en los alimentos, elevaron sus tasas de interés con el objetivo de abatir la inflación, como si fuera solamente un problema de expansión de la demanda que habría que contraerla a toda costa y a cualquier costo. https://www.project-syndicate.org/commentary/federal-reserve-mistakes-on-inflation-interest-rates-communications-by-mohamed-a-el-erian-2022-12/spanish
El resultado de la confluencia fortuita de las tres crisis, o la llamada tormenta perfecta, es la crisis de estanflación o la aparición de simultánea de inflación con recesión. Cada crisis, en forma separada, no tendría las consecuencias catastróficas que generaran cuando se juntan simultáneamente y dan lugar a una Megacrisis.
La estanflación ya se inició en el tercer trimestre de 2022, pero con características diferenciadas y a distintas velocidades que hay tener en cuenta Cuadro 1).
Cuadro 1: Combinaciones distintas entre inflación y crecimiento
En primer lugar, además de Rusia que ya habría entrado en recesión, está más focalizada en el Reino Unido y en el Area del Euro. El Reino Unido ya empezó con crecimiento negativo en el tercer trimestre y en el cuarto mientras que el Área del Euro lo haría en el cuarto trimestre y seguiría en el primer trimestre de 2023, acompañados de una elevada inflación por encima del 10%. En segundo lugar, los Estados Unidos están con una inflación moderada que esta declinando lentamente, pero con un crecimiento todavía bastante moderado. En tercer lugar, los países asiáticos, están principalmente en una situación de bajo crecimiento, pero con baja inflación (Japón y China) y moderada inflación (Corea del Sur, Vietnam). En cuarto lugar, está América del Sur, que como región registra bajo crecimiento y moderada inflación, pero a nivel de países presenta comportamientos muy disímiles. Así, destaca Chile que está en estanflación y Argentina, con crecimiento moderado, pero con inflación cercana a 100% que la ubica en la disputa del primer lugar del campeonato mundial de la inflación con Turquía. Brasil esta con crecimiento e inflación moderada mientras que Uruguay y Colombia están con crecimiento, pero con alta inflación. Y el casillero de crecimiento entorno al 4% y baja inflación se ubica Bolivia, aunque desplazada a segundo lugar en el ranking de baja inflación por Panamá.
Lo que viene el 2023 es pronóstico reservado. https://www.project-syndicate.org/onpoint/will-2023-be-a-year-of-economic-crisis?barrier=accesspaylog
Es la cosecha de lo sembrado en un mal año. Pero si, adicionalmente los países adelantados siguen subiendo sus tasas de interés de política monetaria, como amenazaron algunos bancos centrales, lo más probable es que se mantengan en un escenario con inflación relativamente alta, pero con bajo crecimiento o cercano a cero (EEUU) o en una recesión más prolongada (Área del Euro).
Si la situación continua todo el año, es probable que arrastren o influyan en algunas economías emergentes a la estanflación, aunque el producto y el comercio mundial todavía crezcan entorno al 2%, que, aunque no es negativo es una tasa promedio que reflejaría un estancamiento. Si, por último, el sector financiero y las empresas tecnológicas aumentan su aversión al riesgo o entran en pánico, el panorama se complicaría mucho más añadiendo una crisis financiera y afectando a los países emergentes más endeudados.
Sin embargo, para enfrentar esta crisis hay que ir a sus raíces. China abandonó a mediados de diciembre su política de aislamiento de cero COVID y está reabriendo su economía. Los Bancos Centrales comprendieron que hay que desacelerar el incremento de sus tasas de interés (Fed), algunos empezaron a frenarlas (Chile) y es muy probable que algunos bancos tiendan a disminuirlas, atenuando el impacto financiero de sus improntas subidas. Por último, en realidad un deseo para el 2023, es que el don de la sabiduría y la cordura vuelva e influya para suspender las acciones bélicas estúpidas y sus sanciones, para de esta manera desactivar una a una las causas que dieron lugar a esta crisis catastrófica en este año horrible de 2022.
Por Gabriel Loza T.
Expresidente Banco Central de Bolivia.