El reciente anuncio de la ampliación formal de los BRICS a principios de 2024, con la incorporación de Argentina, Egipto, Etiopia, Irán, Arabia Saudita y Emiratos Unidos y la lista de espera de 23 nuevos postulantes, ha abierto el debate en medios académicos y políticos sobre la emergencia de un nuevo polo de los países emergentes y en vías de desarrollo en el contexto mundial actual de la geofragmentación económica y política.
La crítica se ha centrado sobre qué significa la expansión de los BRICS, apuntando a si tiene más simbolismo que sustancia, que es un proyecto político y que económicamente no ha hecho nada significativo por Sudáfrica. https://www.chathamhouse.org/2023/08/symbolism-over-substance-south-africa-ramaphosa-announces-brics-30.
Otras voces, como la de Lord Jim O’Neill, más balanceadas señalan que la influencia de los BRICS dependerá de su efectividad, no de su composición o tamaño. https://www.chathamhouse.org/2023/08/does-expanded-brics-mean-anything
Los objetivos del BRICS
El problema parte de que aparentemente no están claros los objetivos del BRICS. Inicialmente con la conformación en 2009 del BRICS 1.0 solo estaban Brasil, China, India y Rusia y el objetivo parecía económico con base en 4 economías emergentes y una población del 40% del total mundial. Sin embargo, con la inclusión de Sudáfrica en 2010 con el BRICS 2.0 el objetivo parecía político puesto que, antes en 2009, los cancilleres de Brasil y Rusia así lo habían declarado.
En la situación actual del BRICS 3.0 ampliado con 6 nuevos países, el objetivo político se desprendería de las declaraciones del presidente ruso Vladimir Putin y del presidente chino Xi Jinping, apuntando a construir un grupo que pueda hacer frente a la influencia occidental y crear las bases para un orden internacional alternativo, con menos dependencia del dólar estadounidense. https://www.project-syndicate.org/commentary/great-power-competition-about-technological-leadership-by-simon-johnson-2023-09
El problema para la comprensión del rol de los BRICS surge al tratar de encasillarlo en los moldes tradicionales. Desde el punto de vista económico es una asociación económica y comercial pero no postula como objetivo el libre comercio, ni mercado común como tampoco una Unión Económica como los esquemas tradicionales de integración. Pone énfasis en el financiamiento de proyectos de infraestructura a través del Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS (NDB por sus siglas en inglés). Aunque los medios y los gobiernos, como publicidad, cuando hablan de acuerdos económicos lo primero que hacen es sumar los PIB de cada país asociado y con eso asumir que supuestamente operarían como un mercado único o una unión económica. Así entonces, si se considera el PIB en términos de la Paridad del Poder Adquisitivo (PPP) superaría a los países adelantados del G7, constituido por EEUU, Canadá, Japón, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia, pero si solo se toma el PIB nominal en dólares queda por debajo del G7. Su peso en el comercio mundial está dado por una incidencia en el 16,12% de las exportaciones y 14.9% en las importaciones, según la OMC, una sexta parte. Representando más del 40% de la población mundial y un 30% de la superficie terrestre.
La fragmentación económica y geopolítica
Por lo ya señalado resulta necesario considerar el actual contexto mundial, que no solo se caracteriza por la fragmentación económica sino principalmente geopolítica, con países amigos o aliados y otros rivales, principalmente en razón de la guerra tecnológica entre EEUU y China. Si bien hay una multipolaridad económica, en el campo militar hay una sola potencia (EEUU) por encima de los demás países, y en el ámbito tecnológico se tiende a una bipolaridad.
La fragmentación económica reconocida por la Directora – Gerente del FMI Kristalina Georgieva en su artículo “El alto precio de la fragmentación https://www.foreignaffairs.com/world/price-fragmentation-global-economy-shock muestra el retroceso de la globalización impulsada por el creciente número de restricciones al comercio de bienes, servicios e inversiones (Gráfico 1).
Gráfico 1. Número de restricciones al comercio impuestas anualmente
a los bienes, servicios e inversiones: 2010-2022
Lo que no se mide es el desacople tecnológico y la reconfiguración de las cadenas de valor globales que ahora serán solo regionales o con países amigos (friendshoring) o reubicación de las fábricas en países cercanos (nearshoring) con efectos complejos en la economía mundial.
El Orden Económico Internacional, creado después de la segunda guerra mundial en 1946, ya no refleja el peso ni el dinamismo de las economías emergentes y en desarrollo no solo a nivel de Naciones Unidas sino de los organismos financieros internacionales y la propia Organización Mundial de Comercio. Es en este contexto donde los BRICS pueden jugar un rol y, si no reconfigurar el escenario internacional, por lo menos poner en el tablero otros actores con voz y voto con vistas a llegar a un Orden Económico propiamente tal con reglas claras, multilaterales, donde no prime la potencia militar sino se considere el rol y peso de las economías emergentes y en desarrollo.
Teóricamente existe el Movimiento de Países No Alineados como foro intergubernamental, que surgió en la Guerra Fría para defender su neutralidad e intereses. Si bien es el segundo foro intergubernamental más grande del mundo, después de la ONU, carece de una estructura organizativa formal y perdió su influencia con el término de la pugna entre Estados Unidos y la Unión Soviética. No contribuyó a defender intereses comunes y, en los hechos, la mayoría de sus integrantes se alineó con una o con otra potencia.
Desafíos del BRICS 3.0
El primer problema de los BRICS 3.0 es que si bien cuentan con una estructura formal y los objetivos en materia económico hasta ahora han sido amplios, sus reales intereses son difícilmente comunes en este ámbito. Así ocurre, por ejemplo, entre China e India, Brasil y Argentina, o entre países exportadores de petróleo, como Irán, Arabia Saudita, Emiratos Unidos y Rusia, respecto de los importadores como India y China.
Adicionalmente vale considerar el factor incidente a que apunta Lord Jim O’Neill: “Así como China domina los BRICS a fuerza de ser el doble del tamaño de todos los demás combinados, Estados Unidos es ahora más grande que el resto del G7 combinado. Estados Unidos y China dominan a sus respectivos grupos incluso más de lo que lo hicieron en el pasado”.
https://www.chathamhouse.org/2023/08/does-expanded-brics-mean-anything
Otro problema es la dependencia del dólar estadounidense en todas las transacciones mundiales, algo poco saludable asumiendo los alcances y vaivenes en la política monetaria de la Reserva Federal de EEUU. Si bien pueden operar puntualmente acuerdos de compensación o swaps entre monedas en el intercambio recíproco, como en el caso de Argentina y China, algo muy distante ocurre en lo referido a transacciones financieras y reservas internacionales. Actualmente el yuan llega a su nivel más bajo respecto al dólar en 16 años (desde diciembre de 2007) y su mercado de divisas no es abierto sino regulado.
En materia financiera, el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS, con sede en Shanghái, China, ha aprobado 96 proyectos, principalmente de infraestructura, por 32,4 mil millones de dólares https://www.ndb.int/. Tiene una calificación de AA+, según Standard &Poors y AA según Fitch. En 2021, el NBD inició la expansión de la membresía y admitió a Bangladesh, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Uruguay como sus nuevos países miembros. Las condiciones de membresía para países emergentes en el BRICS 3.0 dependen de su capacidad de aporte de capital en la búsqueda de financiamientos provenientes del NBD.
Lo cierto es que el BRICS 3.0 es un nuevo espacio político y económico y una opción multipolar frente a la encrucijada actual de fragmentación económica y geopolítica, con resultados potencialmente exitosos para instituciones y organismos internacionales, que dependerán más de su eficacia que de la composición o tamaño.
