“Un león que está hacienda historia” fue la frase para el bronce de J. A. Kast, elogiando al presidenciable argentino tras su selecta presentación en el exclusivo Teatro Zoco de Avenida La Dehesa. Pero el más concurrido de los eventos para celebrar al “Peluca” en su visita a nuestra capital tuvo lugar en el Teatro Municipal de Las Condes. Una interrogante es dónde recibió mayores honorarios para sumar pesos a su costosa postulación. Si en la Fundación Red Cultural, la primera convocante, que opera bajo el alero de la Universidad Gabriela Mistral,o de la Fundación para el Progreso, presididapor Axel Kaiser, maestro de ceremonias y exitadísimo conductor del segundo encuentro con la estrella invitada.
Después de la entusiasta recepción, cuando Javier Milei ingresó exclamando su ya tradicional “Viva la Libertad carajo”, Kaiser debió sudar la gota gorda para sostener el frenesí inicial de la fanaticada. Durante más de una hora intentó calentar el verbo del inquieto y algo distraído visitante, indignado por las cifras desfavorables en las últimas encuestas trasandinas y los efectos de acusaciones de fraude en el financiamiento de su campaña que le han significado deserciones desde su original comando juvenil.
El orgásmico aliento de Kaiser fue un desafío más exigente que el entusiasmo exhibido en el evento anterior por J.A. Kast. Por más empeño en levantar el fervor de los convocados con el baluarte del libre mercado, poco entusiasmaba escuchar su curriculum resaltando haber sido economista jefe de uno de los tres más grandes grupos financieros de Argentina, mientras su adulador anfitrión lo alentaba para explicar la urgente resistencia y batalla cultural contra el postmarxismo. Pero, con la mente puesta allende Los Andes, El Peluca se autovictimizaba ante la ofensiva despiadada de sus críticos, proclamándose martir de la Libertad y recurriendo a citas bíblicas que dejaban marcando ocupado a buena parte de una galería con escasa comprensión lectora para capturar el vínculo que hacía el expositor entre la tierra prometida y su endiosado Friedman (no todos sabían que a uno de sus perros Milei lo bautizó con el nombre de “Milton”).
Kaiser intentaba consolarlo, asociando corrupción y existencia del Estado, el mismo que el trasandino propone reducir gradualmente a cero, partiendo por ministerios existentes y creando la ingeniosa cartera de Capital Humano. Fue el momento propicio para que el Peluca, con aquel incontrolable ticks de sobarse las manos, resaltara su admiración infinita con las privatizaciones impuestas por los Chicago Boys en Chile bajo control militar. El camino soñado para reducir el Estado a su mínima expresion y terminar con la corrupción, aquella que ahora los malditos “hijos de la pauta” (reacción con aplausos estimulados por Kaiser ante el ingenio verbal de su estrella invitada) le imputan de vuelta por el turbio finaciamiento de su candidatura. Lo que más le irrita es que la denuncia provenga de sus propias filas en plena campaña electoral, partiendo por Mila Zurbriggen, presidenta de la agrupación juvenil Generación Libertaria, que acusa a Milei de haberlos “defraudado” por el manejo oscuro y déspota de los recursos que hace el líder de La Libertad Avanza.
Algo más que ansioso Kaiser aprovechó la referencia a la palabra escándalo para que el trasandino dedicara una flecha envenenada a la gestión de Gabriel Boric en Chile, reanimando así a la concurrencia. Con todo, el horno no estaba para bollos. No hubo energía suficiente para sacar provecho a la ya repetida historia del invitado, que se adjudica coincidencias profundas con Mick Jagger, el legendario vocalista de “The Rolling Stones”, a quién Peluca ha tildado de ser liberal- libertario, tomándose del fragmento de una viejísima entrevista del cantante donde sostuvo “estar en contra de la intervención estatal como estímulo”. ¿Solo por aquello? preguntan tantos…La modestia y vergüenza ajena no se cuentan entre las virtudes del león admirado por J.A. Kast.
No fue el mejor día para una celebración orgásmica como la pretendida por el exitado y finalmente extenuado Axel Kaiser. Al menos pudo vender algunos ejemplares de “La fatal ignorancia”, que aprovechó de exhibir junto a “El camino del Libertario” de su vapuleada estrella trasandina.
Peor es nada Axel…nunca será muy placentero un coitus interruptus.