Una coyuntura belicosa

por Gabriel Loza

En plenas reuniones del FMI y el Banco Mundial y en medio del Informe de las Perspectivas de la Economía Mundial del FMI de una economía renqueante con comportamiento divergente por países y con una mediocre perspectiva, como si faltara algún ingrediente más a la pluri crisis conformada por los efectos post COVID-19, la guerra de Rusia en Ucrania, la catástrofe climática, la crisis del costo de vida, la desaceleración económica y el endurecimiento de las condiciones financieras para abatir la inflación, se sumó la crisis de Gaza que puede extenderse más allá de la Franja y abarcar no solo al Medio Oriente sino a la participación de las principales potencias, como la declaración del Presidente Biden de EEUU de que Israel no está solo y su apoyo es irrestricto e inquebrantable.

Una coyuntura peligrosa

Si el panorama mundial estaba ya muy complejo, los recientes acontecimientos y sus futuros desarrollos no solo aumentan la incertidumbre económica y política, sino que pueden tener efectos y daños reales, pero no cuantificables ni controlables.

Por tanto, llama la atención el mensaje de alerta: «Este puede ser el momento más peligroso que el mundo ha visto en décadas«. Este mensaje no lo dice la directora – gerente del FMI, ni el presidente del Banco Mundial, ni tampoco el secretario – general de las Naciones Unidas.  Lo dijo Jamie Dimon, de JP Morgan, una de las principales entidades financieras mundiales: “La guerra en Ucrania, agravada por los ataques de la semana pasada contra Israel, puede tener impactos de gran alcance en los mercados de energía y alimentos, el comercio mundial y las relaciones geopolíticas«https://www.bbc.com/news/business-67104734

Se dijo que las bolsas de valores y el precio del petróleo asimilaron el primer impacto del conflicto en Gaza, no entraron en pánico, pero posteriormente ante el ataque al Hospital de Gaza, aumentaron los riesgos de una escalada mayor entre Israel y Hamas, que el conflicto se amplíe por lo que se puede esperar un aumento de la aversión por los activos más riesgosos y el aumento en la volatilidad de los precios del petróleo. 

Gráfico 1: Tarifas de fletes del petróleo

«No se trata de un acto instintivo. No se trata de mirar a través o no a través. Tienes que formar algún tipo de evaluación de… un precio del petróleo a 150 dólares el barril«, dijo el economista jefe del Banco de Inglaterra, Huw Pill, sobre un escenario si las hostilidades entre Israel y Hamas comienzan a intensificarse, según Mark John de Reuters. Los bancos centrales que se reunirán próximamente estarán tratando de evaluar el impacto del nuevo entorno belicoso en sus políticas de tasa de interés. 

La economía de EEUU sigue resiliente

En medio del conflicto, el libro Beige, que saca la Reserva Federal pasó casi desapercibido con su conclusión de que: “Las perspectivas a corto plazo para la economía se describieron en general como estables o con un crecimiento ligeramente más débil”. Empero las buenas noticias de la economía de los EEUU son malas noticias para Wall Street como sucedió con el aumento de las ventas minoristas en septiembre (0,7%) más de lo previsto, así como el incremento de la producción industrial de bienes de consumo, puesto que auguran que se mantendrá alta la tasa de interés. Incluso llegan a decir operadores que: “La economía de EEUU no está preparada todavía para entrar en recesión”.https://www.bloomberglinea.com/2023/10/17/datos-economicos-de-eeuu-golpean-a-wall-street-merval-sube-mas-de-8/Habría que preguntarse ¿qué economía está preparada para la recesión?

En este contexto, el modelo matemático del Fed de Atlanta, que no es publicación oficial, pronosticaba una tasa de crecimiento anual estacionalmente ajustada del 5,4% en el tercer trimestre de 2023, la cual sería la más alta después de la recuperación de la pandemia en 2021 (Gráfico 2).

Gráfico 2

La preocupación de los economistas por contraer el gasto de los consumidores para abatir la inflación y provocar la desaceleración, no guarda relación con la otra cara del gasto que es el gasto público, puesto que parte del dinamismo ha estado relacionado con el drástico aumento del gasto público a través de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés), al que habría que sumar los gastos de defensa tradicionales, los de la guerra de Ucrania y ahora el apoyo a Israel. En los últimos años, la deuda federal de EE. UU. ajustada por la inflación, ha aumentado a US$33,17 billones en 2023, equivalente en términos del PIB en 2022 a un 122% (Gráfico 3).

Gráfico 3
EEUU: deuda pública bruta respecto al PIB
En porcentajes

Fuente: Extraído de https://fiscaldata.treasury.gov/americas-finance-guide/national-debt/#:~:text=Over%20the%20past%20100%20years,to%20%2433.17%20T%20in%202023.

Lo curioso del gráfico es que el fuerte incremento empieza a partir de 1981 con el triunfo del neoconservadurismo o reaganismo, mientras que en la época keynesiana había logrado declinar de los niveles de la guerra cercano al 100% hasta un 33% del PIB. Después, se aceleró con la crisis financiera, continuó con la pandemia y retomó impulso con el apoyo a Ucrania y ahora con el apoyo a Israel. Justamente Biden pidió al Congreso de EEUU la aprobación de 100 mil millones de dólares para un mayor apoyo bélico a ambos países.

Casus belli

Cuando ocurre un crimen, la pregunta típica del detective es a ¿quién beneficia el acto? Así, cuando también ocurre un incidente bélico surge la misma interrogante, puesto que la historia está plagada de incidentes casus belli. Uno de los más famosos incidentes, según Wikipedia, es el Incidente del Arrow, que es el nombre dado al incidente diplomático que el Reino Unido usó como casus belli para declarar la Segunda Guerra del Opio (1856-1862). 

El incidente se produjo en otoño de 1856, cuando las autoridades chinas requisaron un barco pirata, el Arrow. Bajo la falsa pretensión de que el barco estaba matriculado en Hong Kong y era por tanto británico, las autoridades británicas aprovecharon para exigir reparaciones económicas y la libertad de los piratas. Ante la negativa de las autoridades chinas, el Reino Unido bombardeó Cantón, dando comienzo a la Segunda Guerra del Opio. 

La guerra entre EEUU y España, por ejemplo, dicen que se inició con la explosión del acorazado Maine el 15 de febrero de 1898 y fue el casus belli de esta guerra. Aún hoy se sigue discutiendo si fue un accidente, un ataque intencionado español o un ataque de «bandera falsa» de los propios estadounidenses. Lo cierto es que benefició a los EEUU que se quedó con Cuba (tutela), Puerto Rico, Filipinas y Guam. 

Hace más de 100 años, el casus belli de Austria-Hungría contra Serbia en julio de 1914 se basó en la negativa de Serbia a investigar la implicación de los funcionarios del gobierno serbio en el equipamiento, entrenamiento y pago de los asesinos del archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo que dio lugar a la primera guerra mundial.

Si aplicamos la lógica a los ataques de Hamas a Israel y su represalia a toda la Franja de Gaza, mi intuición me dice que, inicialmente, salió ganando el grupo islámico de Hamas, que administra la Franja de Gaza, al posesionarse mundialmente y mediáticamente y, después, el Gobierno de Netanyahu, que estaba en un

a situación política muy crítica con rechazo de parte de su población y manifestaciones públicas, puesto que se consolida y protege con su declaración de guerra. Así queda la impresión que los extremos se juntan o se aprovechan. El caso se complica si entra un tercer participante o sospechoso, una superpotencia militar, puesto que, si bien el apoyo de los Estados Unidos a Israel es constante e incondicional, no sólo debido a la presión social interna de los cristianos sionistas o al poder del lobby sionista del Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos-Israel (AIPAC), su intervención se debe a motivos geoestratégicos externos. Según datos de los departamentos de Defensa y Estado, desde 1951 hasta 2022 (el año más reciente del que existen datos) la ayuda militar estadounidense a Israel, ajustada a la inflación, ha sido de US$225.200 milloneshttps://www.bbc.com/mundo/articles/c2x85zgpmzlo

Entonces, en un entorno guerrero, parece que el motor de dinamismo de la deuda pública seguirá funcionando al igual que la economía estadounidense, pese a los temores que significan las guerras donde no hay vencedores ni vencidos, sino muertos, desaparecidos, heridos, hospitales e infraestructuras destruidas, los “crímenes de guerra”, genocidios, pero, también, hay los que siempre ganan: la industria bélica y los traficantes de armas y las empresas que se harán cargo de la reconstrucción.

En este drama mundial, la ausencia de una autoridad supranacional a nivel global es notoria y por lo menos que sea una autoridad mediadora. Naciones Unidas es un simple actor más que está rogando que se establezca el cordón humanitario, no se cumplen sus resoluciones siendo que el estado de Israel fue creado mediante una Resolución de Naciones Unidas en 1948, además de que muestra la violación de los acuerdos internacionales, los acuerdos de Oslo en 1993 y, por último, del derecho humanitario.  

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