El catedrático de la Universidad de Brown, Mark Blyth, preguntado sobre Davos (la cita mundial que reúne anualmente a empresarios, académicos y líderes políticos en la pequeña localidad suiza), la definió así “donde gente muy seria se junta para discutir como no hacer nada contra la desigualdad” (“la tertulia más cara del mundo” como la describió un analista del Financial Times).
Una definición muy certera para un tema que parece estar en el origen del amplio descontento ciudadano en contra de la globalización y la extrema concentración de la riqueza. Curiosamente ha sido esgrimido como una de sus principales banderas de lucha por el populismo de ultraderecha que se expande en Europa, Estados Unidos, llegando a América Latina de la mano de Jair Bolsonaro y con fervorosos admiradores en nuestro país.
El catedrático de la Universidad de Brown, Mark Blyth, preguntado sobre Davos (la cita mundial que reúne anualmente a empresarios, académicos y líderes políticos en la pequeña localidad suiza), la definió así “donde gente muy seria se junta para discutir como no hacer nada contra la desigualdad” (“la tertulia más cara del mundo” como la describió un analista del Financial Times).
Según la organización no gubernamental inglesa Oxfam, que ha desarrollado extensas investigaciones acerca del fenómeno de la extrema concentración de la riqueza en el marco de la globalización, la riqueza de los multimillonarios se incrementó en 900.000 millones de dólares este último año, lo cual equivale a 2.500 millones de dólares diarios, mientras que la riqueza de la mitad más pobre de la población mundial-que equivale a 3.800 millones de personas- se redujo en un 11 %, incrementando la brecha de las desigualdades a nivel global.
El viejo Estado de bienestar de la post guerra, levantado por la social democracia europea, ya no es capaz de asegurar esa condición para millones de personas cuyos salarios no alcanzan para cubrir sus necesidades básicas, llegar a fin de mes, ni asegura una adecuada protección frente a la cesantía, la vejez o las enfermedades. Ni permite que los jóvenes puedan independizarse cuando les corresponde y subsistir en forma autónoma. Cuando encuentran algún empleo.
Según la organización no gubernamental inglesa Oxfam, que ha desarrollado extensas investigaciones acerca del fenómeno de la extrema concentración de la riqueza en el marco de la globalización, la riqueza de los multimillonarios se incrementó en 900.000 millones de dólares este último año, lo cual equivale a 2.500 millones de dólares diarios, mientras que la riqueza de la mitad más pobre de la población mundial-que equivale a 3.800 millones de personas- se redujo en un 11 %, incrementando la brecha de las desigualdades a nivel global.
No son pocos los economistas y académicos que sostienen que no tan sólo el capitalismo de mercado está amenazado por la lógica utilitarista basada en el objetivo de “maximizar el valor para los accionistas” y la extrema concentración de la riqueza, requiriendo de urgentes modificaciones.
Es también y muy principalmente la democracia, quien pierde la confianza de los ciudadanos frente a su evidente incapacidad para poner límites al proceso de concentración de la riqueza y bregar por una distribución más justa de los ingresos, asegurando el bienestar de sus ciudadanos.
La ultraderecha en contra de la globalización
No tan sólo las izquierdas sino también sectores liberales, o de la derecha más tradicional, no terminan de encontrar una explicación y menos una respuesta, para el fenómeno del auge de la ultraderecha a nivel global. Ello se explica, entre otras razones y en muy buena medida, por el proceso de globalización y extrema concentración de la riqueza a nivel planetario, en donde menos de 60 personas poseían la misma riqueza que 3.800 millones de personas.
Es también y muy principalmente la democracia, quién pierde la confianza de los ciudadanos frente a su evidente incapacidad para poner límites al proceso de concentración de la riqueza y bregar por una distribución más justa de los ingresos, asegurando el bienestar de sus ciudadanos.
Ha sido la ultraderecha y no las izquierdas, en su más amplia diversidad, la que ha enarbolado las banderas en contra de un orden global de carácter neo liberal que se superpone a los intereses nacionales. Estados Unidos primero no tan sólo es una consigna nacionalista usada por Trump durante la pasada campaña presidencial. Es un rechazo al actual modelo de globalización que, de diversas maneras, ha sido asumida por movimientos de ultra derecha para enfrentar los procesos migratorios, oponerse al multilateralismo, privilegiar los intereses nacionales y criticar la globalización, que va bastante más allá del movimiento de ideas, personas y bienes y las nuevas tecnologías de la información, para transformarse en especulación financiera internacional, que favorece la concentración de la riqueza en manos del 1 % de la población.
El fenómeno no tan solo preocupa a los políticos, que asisten al fenómeno de grandes masas de ciudadanos que ya no confían en ellos, ni mantienen sus antiguas lealtades de clase o ideológicas, optando por votar por candidato(a)s anti sistémicos, sin importar que sea de ultraderecha. Lo verdaderamente importante es que prometan cambiar el sistema económico y político, protegerlos de los peligros y amenazas que encierra el proceso de globalización (el desempleo, la inseguridad, las enfermedades, la vejez no protegida y una juventud sin verdaderas oportunidades) y luchar en contra de la corrupción y la violencia.
Es un rechazo al actual modelo de globalización que, de diversas maneras, ha sido asumida por movimientos de ultra derecha para enfrentar los procesos migratorios, oponerse al multilateralismo, privilegiar los intereses nacionales y criticar la globalización, que va bastante más allá del movimiento de ideas, personas y bienes y las nuevas tecnologías de la información, para transformarse en especulación financiera internacional, que favorece la concentración de la riqueza en manos del 1 % de la población.
Reforzar la democracia y, si no superar, al menos reformar el capitalismo
La preocupación alcanza a los sectores empresariales, que no pueden menos que percibir las amenazas que representa para sus intereses el descrédito de la política y el rechazo ciudadano a un sistema económico que profundiza la brecha de las desigualdades. Sus sectores más lúcidos plantean subir los impuestos, incrementar la filantropía, mejorar salarios, reforzar los mecanismos de protección social y ofrecer nuevas oportunidades. Y no pocos aceptan que es necesario reformular el sistema capitalista, para poner el acento en las personas antes que en el sistema económico y la lógica de maximizar las utilidades.
Desgraciadamente son los menos. En su inmensa mayoría responden al viejo reflejo condicionado de acumulación de la riqueza, en lo posible para guardarla en paraísos fiscales, con rechazo atávico a pagar mayores impuestos y obsesión por la maximización de utilidades.
Si en Davos se esquivaron estos debates cruciales acerca de la manera como regular el proceso de globalización, enfrentar el fenómeno de la extrema concentración de la riqueza, que se incrementa en vez de disminuir y reforzar las democracias, debieran generarse otras instancias en donde se enfrenten de una buena vez. ¿O habrá que esperar el avance de la ultraderecha a nivel global para conocer qué respuestas pueden ofrecer a estas interrogantes, que bien pudieran ser peores que la enfermedad?
Si en Davos se esquivaron estos debates cruciales acerca de la manera como regular el proceso de globalización, enfrentar el fenómeno de la extrema concentración de la riqueza, que se incrementa en vez de disminuir y reforzar las democracias, debieran generarse otras instancias en donde se enfrenten de una buena vez. ¿O habrá que esperar el avance de la ultraderecha a nivel global para conocer qué respuestas pueden ofrecer a estas interrogantes, que bien pudieran ser peores que la enfermedad?
Y vale la pena preguntarse acerca de cómo estamos por casa en materia de concentración de la riqueza.
Y vale la pena preguntarse acerca de cómo estamos por casa en materia de concentración de la riqueza.