Por Osvaldo Rosales
“Las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar”, así partió la guerra comercial de Trump contra China, en marzo 2018. El reclamo por el elevado déficit comercial con China fue luego escalando a exigir el fin de los subsidios a la industria china, la apertura del mercado chino en servicios financieros, en el mercado automotriz, en las compras de gobierno y – lo más relevante- obligar a China a terminar con la transferencia forzosa de tecnologías a que someterían a las empresas extranjeras.
La guerra comercial no ha resultado tan fácil de ganar y ello ha radicalizado la postura de Trump y sus asesores. El Vicepresidente Mike Pence fue muy claro en su discurso del 4 de octubre 2018 cuando definió a China como el principal adversario de USA, al que habría que enfrentar y derrotar en los planos comercial, industrial, tecnológico y militar.
El reclamo por el elevado déficit comercial con China fue luego escalando a exigir el fin de los subsidios a la industria china, la apertura del mercado chino en servicios financieros, en el mercado automotriz, en las compras de gobierno y – lo más relevante- obligar a China a terminar con la transferencia forzosa de tecnologías a que someterían a las empresas extranjeras.
En rigor, esto dejó de ser una guerra comercial y se transformó en una pugna por la hegemonía tecnológica en el siglo XXI. USA combate la iniciativa Made in China 2025 y bloquea el desarrollo de Huawei, principal empresa tecnológica de ese país. USA presiona a sus aliados de Europa, Asia y A. Latina para que bloqueen el acceso de Huawei al tendido de sus redes 5G. Su alegato se basa en argumentaciones genéricas, no suficientemente comprobadas, y en fallas de sus equipos que también las comparte Apple, por ejemplo.
En rigor, esto dejó de ser una guerra comercial y se transformó en una pugna por la hegemonía tecnológica en el siglo XXI.
Huawei hoy lidera el desarrollo de las redes 5G. Estas redes inalámbricas ultra-rápidas (40 veces más rápidas que 4G), son claves en Big Data, IA, IoT, computación cuántica y robótica avanzada. La construcción y gestión de las redes 5G es hoy el principal campo de batalla por la hegemonía tecnológica del siglo XXI. El control de las redes 5G favorecerá el despliegue de la industria 4.0 y masificará el acceso a los servicios digitales. Estamos ingresando a la era del capitalismo de los datos, esto es, una economía digital basada en el más amplio stock posible de datos conectados y procesados.
Estamos ingresando a la era del capitalismo de los datos, esto es, una economía digital basada en el más amplio stock posible de datos conectados y procesados.
Esta es la verdadera magnitud del conflicto entre USA y China y por ello parece ingenuo esperar soluciones rápidas y permanentes. Esta pugna nos acompañará por décadas, con vaivenes, momentos de guerra y otros de paz. Primará entonces un sendero de guepaz pues la economía mundial no resiste una espiral ascendente del conflicto. De hecho, es probable que los impactos comerciales y financieros de la disputa traigan algunos momentos de quietud en los próximos meses, presionando a que los actores involucrados abandonen sus agendas maximalistas.
Sin embargo, cualquier acuerdo que se llegue a conseguir, será transitorio. Ello porque la agenda de exigencias norteamericanas es tan amplia y profunda que, en la práctica, cuestiona el modelo chino en su raíz y además exige transformaciones en el corto plazo. La lectura china es que USA busca poner un techo al potencial de su desarrollo, apartándolo del conocido “sueño chino” de constituirse en una potencia tecnológica a mediados de siglo. La iniciativa Made in China 2025 es una estación intermedia con metas tecnológicas precisas en 2030 y 2040, de modo de llegar al centenario de la República Popular China (2049) como el gran país en el epicentro de la innovación y las tecnologías mundiales. Esto es lo que para los chinos constituiría el “retorno a la normalidad histórica”, es decir, a lo que aconteció en 18 de los 21 siglos de la humanidad, cuando China era la potencia dominante,
La iniciativa Made in China 2025 es una estación intermedia con metas tecnológicas precisas en 2030 y 2040, de modo de llegar al centenario de la República Popular China (2049) como el gran país en el epicentro de la innovación y las tecnologías mundiales.
Es difícil que China pueda renunciar a este proyecto histórico. Podrá hacer concesiones, retrasar algo el cumplimiento de sus metas o rebajar algunas de ellas pero Xi no estará dispuesto a rendirse a las presiones norteamericanas, so pena de perder poder interno. Menos aún, cuando este octubre se celebran 70 años de la revolución china. Trump comete un error al presionar de modo tan evidente pues ello alienta los nacionalismos chinos y limita el espacio para que Xi busque acuerdos.Por cierto, el resto del mundo espera que USA y China logren evitar la Trampa de Tucídides, es decir, la guerra entre una potencia consolidada y una emergente.
Trump comete un error al presionar de modo tan evidente pues ello alienta los nacionalismos chinos y limita el espacio para que Xi busque acuerdos.Por cierto, el resto del mundo espera que USA y China logren evitar la Trampa de Tucídides, es decir, la guerra entre una potencia consolidada y una emergente.
Impactos de la guerra comercial sobre Chile.
Esto afectará todas las economías de la región y en particular a las más abiertas y con un mayor componente de materias primas en sus exportaciones, como Chile.
La llamada guerra comercial, de persistir, reducirá el crecimiento de la economía mundial y del comercio internacional. Esto afectará todas las economías de la región y en particular a las más abiertas y con un mayor componente de materias primas en sus exportaciones, como Chile. Ello es así porque China es el principal demandante de commodities y cualquier décima menos de crecimiento chino reduce la demanda mundial por estos productos. Las turbulencias en la economía mundial se transmiten a las finanzas, valorizando el dólar, lo que reduce el precio de los commodities (nuestro cobre) en dólares. Un mayor precio del dólar eleva el precio de las importaciones, reduciendo nuestra capacidad adquisitiva en dólares. En particular, en nuestro caso, eleva el precio de los combustibles, lo que reduce el ingreso disponible para gastar en otros bienes y servicios.
El presupuesto de 2019 supone un precio del cobre de 3 dólares la libra y, al 22 de mayo, el valor acumulado registraba un precio de 2,83 dólares, con una drástica caída de 8% en este mes.
El presupuesto de 2019 supone un precio del cobre de 3 dólares la libra y, al 22 de mayo, el valor acumulado registraba un precio de 2,83 dólares, con una drástica caída de 8% en este mes. Si la guerra comercial no se atenúa, el precio del cobre seguirá cayendo. Si el precio anual del cobre en 2019 cerrase en 2,83 dólares la libra, la recaudación fiscal sería cerca de US$ 1.100 millones menos respecto de lo presupuestado. Por tanto, si el crecimiento 2019 es más cercano al 3% y el precio del cobre promedio se acerca a los 2,8 dólares la libra, el fisco estará recaudando US$ 1.500 millones menos de lo presupuestado y el déficit fiscal se acercaría al 2% del PIB.
Por tanto, si el crecimiento 2019 es más cercano al 3% y el precio del cobre promedio se acerca a los 2,8 dólares la libra, el fisco estará recaudando US$ 1.500 millones menos de lo presupuestado y el déficit fiscal se acercaría al 2% del PIB.
Tanto el impacto de la guerra comercial como la ausencia de efectivas medidas pro-crecimiento en la agenda del gobierno hacen difícil que este año se consiga la meta del gobierno de 3,5% (ya rebajada del inicial 3,8%). Con un crecimiento de 1,6% para el primer trimestre, terminar el año con un 3,5% se hace cuesta arriba pues los restantes trimestres deberían mostrar un crecimiento promedio de 4,1%. Esto es difícil por dos motivos: a) porque el segundo trimestre enfrenta una elevada base de comparación y difícilmente mostrará un crecimiento superior al 3% y b) porque lo más probable es que los efectos del conflicto entre USA y China sigan afectándonos en el segundo semestre. Si suponemos que el crecimiento del segundo trimestre fuese de 3%, para cerrar el año creciendo al 3,5%, el crecimiento promedio en el segundo semestre debiese ser de 4,7%. A todas luces, hoy ello parece iluso.
Con un crecimiento de 1,6% para el primer trimestre, terminar el año con un 3,5% se hace cuesta arriba pues los restantes trimestres deberían mostrar un crecimiento promedio de 4,1%
Esta guerra comercial además deteriora el multilateralismo y amenaza con politizar el comercio y las inversiones, lo que América Latina no debiera permitir. ¿Qué rol puede jugar Chile para evitar que llegue a AL la guerra fría del siglo XXI?
¿Qué rol puede jugar Chile para evitar que llegue a AL la guerra fría del siglo XXI?
Chile debiera evitar alinearse en esta disputa pues perderíamos autonomía en decisiones de comercio e inversión. Nuestro ingreso a la era 5G debe ser pronto y sólo basado en razones económicas y de calidad tecnológica. El vínculo comercial y de inversión con China hay que cuidarlo y diversificarlo, evitando medidas que puedan afectar nuestras exportaciones de cerezas, arándanos, salmón, madera o vinos.
Los proyectos de inversión en carpeta con China deberían evaluarse en su mérito, evitando presiones indebidas. Huawei se adjudicó la licitación del cable de fibra óptica submarina entre P Montt y P Williams. En el pipeline de la cooperación con China tenemos el cable de fibra óptica que vincularía a China con América del Sur, a través de Chile y la construcción de un gigantesco observatorio astronómico en Cerro Ventarrones, Antofagasta. En las próximas décadas, si hacemos bien las cosas, nuestro país podría contar con el 70% de la infraestructura astronómica global, incluyendo centro de datos. Esto supone un pronto acceso a redes 5G. Demorar este acceso afectaría nuestra competitividad.
En el pipeline de la cooperación con China tenemos el cable de fibra óptica que vincularía a China con América del Sur, a través de Chile y la construcción de un gigantesco observatorio astronómico en Cerro Ventarrones, Antofagasta. En las próximas décadas, si hacemos bien las cosas, nuestro país podría contar con el 70% de la infraestructura astronómica global, incluyendo centro de datos. Esto supone un pronto acceso a redes 5G. Demorar este acceso afectaría nuestra competitividad.
Es urgente avanzar en serio en la convergencia Alianza del Pacífico-Mercosur, definiendo los proyectos precisos de infraestructura, energía, turismo y conectividad digital que favorezcan la integración regional. Dicha convergencia debiera reflejarse además en planteos de estas 8 economías (¿un G8?) en torno a la necesidad de preservar y actualizar la Organización Mundial del Comercio (OMC), estableciendo para ello diálogos de este G8 con Europa y con China, así como utilizando los foros del G20 y de Apec, donde algunas de estas economías participan.
Dicha convergencia debiera reflejarse además en planteos de estas 8 economías (¿un G8?) en torno a la necesidad de preservar y actualizar la Organización Mundial del Comercio (OMC), estableciendo para ello diálogos de este G8 con Europa y con China, así como utilizando los foros del G20 y de Apec, donde algunas de estas economías participan.