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Su cerebro ha perdido el 25 por ciento de su memoria.
Ya no tiene visión en su ojo derecho.
Sus pulmones están realmente vírgenes.
La espalda acusa una leve curvatura.
Por ello ya mide tres centímetros menos.
Hay una profunda cicatriz en su pecho.
Y signos de quemaduras en sus genitales.
Se observa un perno en la rodilla izquierda.
Aunque podrá seguir caminando con altivez.
Los riñones aún resisten la cerveza del mediodía.
Su lengua todavía es cariñosa y lúdica.
El hígado está a punto de colapsar.
Pero su corazón funciona como el de un joven de 25.
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Resonancia magnética: ¡Qué buen poema! Me trae a la memoria la historia de nuestro país que muchos quisieran olvidar.